En Mayo de 2015 realizamos una visita a unos familiares que estaban viviendo en Lausanne. Aprovechamos la pequeña escapada de 4 días para conocer un poquito de Suiza: Lausanne, Berna y los pueblos de Vevey y La Tour de Peilz, ubicados a orillas del Lago Leman.
SUIZA- RELATO DE VIAJE: PARTE I/III
DIA 1: JUEVES 30 ABRIL 2015: MADRID – LAUSANNE
Cogimos uno de los primeros vuelos de la mañana desde Madrid y aterrizamos en el aeropuerto de Ginebra. En esta ciudad tomamos el tren y en unos 45 minutos llegamos a Lausanne, la capital olímpica, ya que es la sede del COI (Comité Olímpico Internacional).
Se trata de una ciudad pequeña, la cuarta más grande de Suiza (tras Zurich, Ginebra y Basilea).
Alrededor de mediodía llegamos a nuestro alojamiento, el Ibis Lausanne Centre, un hotel funcional, como todos los de esta cadena, y bastante bien ubicado.
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Tras dejar las maletas, fuimos dando un paseo hasta el centro. El primer monumento que vimos fue la Tour D’Ale, una fortificación medieval de 1340, con 8 metros de diámetro y 21 metros de altura:
Seguimos por la Rue de l’Ale, y como ya era la hora de comer, nos dirigimos a una cadena de supermercados llamados Coop (Rue Saint-Laurent 24-30). Arriba tienen una zona tipo food-court, al estilo de las que puedes encontrar en Asia, con distintos puestos de comida (europea, eso sí). Comer en Suiza es carísimo, fácilmente de los sitios donde hemos estado donde más caro es comer, así que matamos dos pájaros de un tiro, por un lado comer decentemente sin dejarnos la cartera y por otro, tener una buena panorámica de los Alpes y la ciudad desde la azotea del edificio:
Una vez comidos, teníamos a tiro de piedra la Iglesia de St Laurent (S. XVIII), de culto protestante y estilo neoclásico:
Antes de llegar al corazón medieval de la ciudad, nos topamos con uno de los edificios que más destaca del centro: el Ayuntamiento (Hôtel de Ville como lo llaman en Francia), un bonito edificio del S. XVII:
El ayuntamiento está ubicado en la Plaza de la Palud, donde destaca la Fuente de la Justicia. Más tarde, cuando visitamos Berna, nos encontramos diseminadas por la ciudad muchísimas fuentes de este peculiar estilo renacentista, con vívidos colores:
Ahora sí que nos encontrábamos en la parte más antigua de la ciudad, marcada por las Escaleras del Mercado (Escaliers du Marché), cuyos 160 escalones comunican la Plaza de la Palud con la Catedral, a través de una bonita marquesina de madera:
Se trata seguramente, de una de las zonas más bonitas de la ciudad:
Por el camino, se pueden observar parte del trazado de las murallas y el Antiguo Palacio del Obispo:
Tras subir el tramo de escaleras, llegamos a la preciosa Catedral, el monumento más interesante de la ciudad. Se comenzó a construir en el S. XII, pero no se terminó hasta el S. XIII. Es de estilo gótico, y dicen que es la más bonita de Suiza dentro de este estilo:
Nos gustó mas exteriormente, que el interior, quizás porque por dentro no está muy decorada debido a la época de la Reforma:
Desde aquí también se tienen buenas vistas de los Alpes y del Lago Leman:
También son muy agradables algunos jardincillos en terraza en los alrededores de la Catedral:
En esta zona, también hay algunos museos como el Mudac (Museo del Diseño y Artes Contemporáneas), en la misma Plaza de la Catedral:
Para completar el paseo por los edificios más significativos del casco histórico, llegamos hasta el Castillo de St Maire (Château Saint-Maire), con un aspecto exterior robusto y compacto. Se mandó construir a finales del S. XIV, y actualmente no es visitable, dado que es la sede de las autoridades del cantón :
Continuamos con la vuelta y bajamos hasta la Plaza Riponne, aquí se monta un mercado los miércoles y sábados por la mañana. Llama la atención la fachada de la Iglesia Evangélica Metodista:
Aunque el edificio que más destaca es el Palacio Rumine, el cual visitaríamos al día siguiente:
Por esta zona también se encuentra la no muy destacable Iglesia de Notre Dame:
Nos gustaron especialmente algunas tiendecitas de la calle Madeleine ubicadas en la muralla:
Callejeamos y llegamos hasta una parte de Lausanne más moderna, dominada por la céntrica Plaza Grand Pont:
Por esta zona hay hermosos edificios como la Oficina de Correos:
También se encuentra otra de las iglesias más destacables del centro, la Iglesia de St Francois, de origen medieval y que junto a la Catedral son las únicas que quedan de dicha época:
Un poco más adelante se encuentra el espectacular Hotel Lausanne Palace:
Desde aquí fuimos al aledaño Parque – Esplanada de Montbenon, que alberga varios edificios interesantes como el Palacio de Justicia o el Casino, así como unas preciosas y relajadas vistas de los Alpes Saboyanos:
Tras pasar por el hotel, fuimos a cenar en los alrededores de la Catedral, concretamente en L’Evêché, un recomendable sitio famoso por sus fondues y raclettes:
DIA 2: VIERNES 1 MAYO 2015: LAUSANNE
El día amaneció muy lluvioso, la verdad que nos hizo bastante malo durante todo el viaje.
Decidimos bajar hasta la zona del puerto en metro, a través de la Avenida d’Ouchy. Nuestro hotel ofrecía pases gratuitos para el bus y metro, otro punto a su favor.
Esta zona, que creció bajo el amparo del puerto, se mantuvo al margen de la ciudad hasta el S. XIX. Hoy en día, alberga edificios aristocráticos y hoteles decimonónicos.
Tras cruzar la Place de la Navigation, llegamos hasta el Castillo de Ouchy (Château d’Ouchy), el edificio más interesante de la zona:
Actualmente se conserva la torre del S. XII, la cual está integrada dentro de un edificio neogótico que alberga un hotel y un restaurante:
Cerca de esta zona, también se puede visitar el Museo del Elíseo (fotografía) y el Museo Olímpico, el cual no visitamos debido a su alto precio (15 Francos suizos, unos 13 euros), aunque puede resultar interesante para los fans de los deportes.
Para guarecernos un poco de la lluvia, regresamos al centro, a tomarnos un café y entrar un poco en calor. Encontramos dentro del CC Manor, una terracita con grandes vistas de la Catedral, aunque el día no estaba como para aprovechar la terraza:
Cuando escampó un poco, paseamos por una de las calles más famosas y exclusivas de la ciudad, la calle Bourg, la típica calle llena de tiendas, cafés y restaurantes. Nosotros nos fijábamos más en las tiendas de chocolate suizo, famoso mundialmente:
La verdad es que la ciudad se ve perfectamente en un día, así que ya habíamos visto los edificios más representativos de la misma. Una de las fachadas más bonitas que vimos paseando fue la del Banco Cantonal Vadois:
También llegamos hasta la Gran Sinagoga (Avenue de la Gare), construida a principios del S. XX y que tiene una fachada que nos encantó:
Continuando con el paseo, llegamos hasta la Iglesia de St Francois, visitando su interior y apreciándola con más calma que el día anterior:
Comimos en un Vapiano, una franquicia que posteriormente probamos en Viena. Es también del estilo de varios puestos con comida y tu con tu bandeja vas pidiendo y te hacen los platos en el momento. De lo más económico que encontrarás en la ciudad.
Al salir, nos encontramos con una etapa de la vuelta ciclista del Tour de Romandía:
Viendo que no paraba de llover y que nuestros familiares tenían un niño pequeño, decidimos visitar el Palacio de Rumine, en la Plaza Rippone. Se trata de un majestuoso palacio de estilo renacimiento florentino, con unas bonitas escaleras de piedra maciza:
A nivel histórico, en este palacio se firmó el Tratado de Lausana, que define la frontera actual entre Turquía y Grecia:
Nosotros visitamos el Museo de Zoología, en el segundo piso, aunque el más destacable de los cinco museos que alberga el palacio, es el Museo Cantonal de Bellas Artes:
Tras descansar en el hotel, fuimos a cenar a la zona de Les Pepinières, en el distrito de Flon-Viertel. Es el típico barrio que antiguamente albergaba almacenes viejos y feas naves industriales, y que se ha revitalizado, abriendo galerías comerciales, oficinas y locales de ocio y restauración. Se trata de un sitio animado, donde merece la pena ir a cenar debido a la presencia de numerosos locales: